martes, diciembre 16, 2003

Inés

La mujer no parecía querer marcharse y a Inés le temblaron las manos de rabia contenida cuando le abrió otra caja (¿y aquél de allí arriba?). Seguro que no quería ese camisón, ¿para qué iba a querer ese camisón?. Sonrió, quizás incluso esa vieja tenía una vida más interesante que la suya. ”Es mono, ¿verdad? Pero es que no estoy segura... ay no sé... ¿sabes qué tiempo hace ahora en Albacete, nena? Claro que en el hotel seguro que hace calor, porque en...”. Se dio cuenta de que su sonrisa había alentado a la mujer y se la sacudió con un gesto, frunciendo el ceño. ”Creo que no tenemos lo que usted busca”, la cortó. Y empezó a cerrar cajas.

La mujer, aturdida, cogió el bolso y se fue sin decir nada.

Inés se encerró en el almacén, se apoyó contra la puerta y encendió un cigarrillo.